16 feb 2008

ATARDECER DE UN OCASO CREPUSCULAR

--RECORDANDO VIEJOS TIEMPOS--

Sigo corriendo despavorido con la esperanza marchita de encontrar la salida, con el deseo de olvidar lo sucedido como si despertase de una pesadilla. No debí dejarme llevar por esta maldita curiosidad. Mientras mis fuerzas de debilitan, las imágenes que me guiaron a esto nublan mi mente.

Mientras buscaba un disco de Pantera en la guantera, alcancé a ver de reojo entre la bruma de la noche, un cuerpo a medio camino. Intente frenar en seco, el sonido de las llantas chillando al unísono con un estridente golpe y el crujir de mi parabrisas me aturdieron. Paralizado, saque mi linterna y con un golpazo logre abrir la puerta deformada por la fuerza del impacto. Iluminé un cuerpo deshecho, al que escasos rasgos quedaban de haber sido un venado. Arrastrándole, logre sacarlo del camino. El carro ya no encendía.

Después de hora y media de viaje sin haber visto siquiera otro auto en el camino, supe que no encontraría ayuda por ese medio. Crucé la carretera al notar un débil destello de luz. Mi necesidad me guió a una casa vieja, derruida, solitaria, mal vibrante y rodeada de un aire lúgubre. Me dirigí a la puerta principal después de pasar una reja tirada y oxidada. El alto pasto me dificultó el camino. De la resquebrajada puerta principal colgaba una aldaba con forma de garra, la toqué sin recibir respuesta alguna, vi que estaba entreabierta y de un toque la abrí. El rechinido producido por la puerta y un aire proveniente desde adentro, hicieron que se me erizara todo el cuerpo.

Se presentó ante mis ojos una enorme galería con una cúpula de cristal quebrado, 2 escaleras a los lados que se unían hacia un pasillo en el piso superior. Las paredes de las escaleras estaban habitadas por seres míseros con rostros de dolor, ira y angustia. Estaban enmarcados como trofeos de una larga y proterva vida. A los extremos de una figura con forma de león con melena de fuego hecha de mármol e incrustada en la duela, había cuatro mesas de caoba pegadas a la pared. Hacían una cruz en torno al león. Sobre cada una había un quinqué encendido. Tomé el más cercano y guardé mi linterna. Al observar con más detenimiento el suelo polvoso, encontré huellas húmedas de pies descalzos que desde las escaleras habían bajado para encaminarse al pasillo contrario a la puerta principal. Mi curiosidad me ordenó seguir esas huellas para pedir ayuda al propietario o habitante de esa casa.

Una vez entrando en el pasillo, mi luz dejó ver muebles rotos y arrumbados en las paredes, marcas en el techo de algún viejo incendio, señales de una pelea en aquel lugar, y un aire pesado que dificultaba mi respiración. Las huellas se dirigían hasta el final del pasillo. Cada vez eran más difíciles de ver ya que paso a paso la humedad se perdía. Al final del pasillo una sala se abría paso, al fondo una puerta abierta que tal vez era el jardín. Los pasos dejaron de ser visibles. En la habitación había una escalera que bajaba. Me encaminé al redescubrir las ligeras huellas que ya se perdían con el polvo, la luz del quinqué se debilitaba así que, apresuré mi paso. Al bajar, me encontré en una bodega llena de barriles, muebles, cosas sin importancia alguna, a excepción de un gran espejo en la pared frente a mí. Me asuste de primer momento, antes de descubrir que era yo lo reflejado. Me acerqué a él, y mientras le admiraba, noté un gélido aire que escapaba por uno de sus lados. El espejo era una puerta que guiaba a unas catacumbas.

El cuarto que recién había encontrado era pequeño, con nichos y urnas que tapizaban las paredes. En el centro, había una mesa de piedra con pequeñas cajas negras y un candelabro al centro. Me apresuré a encender las velas antes de que mi luz se extinguiese por completo. Las cajas llamaron mi atención, me percaté que una de ellas no estaba cerrada, la abrí y por desgracia encontré con horror el cuerpo con señales de sufrimiento y dolor de un infante no mayor a los seis meses de edad. El terror, me obligó a tirar el quinqué mientras retrocedía pasmado de la impresión tan espantosa. Después de pasar ese repugnante suceso, cerré la caja sin volver a mirar. El morbo de saber que clase de inmundo ser tenía guardados esos vestigios del horror, me hizo continuar mi camino por el pasillo que asomaba al otro lado de la habitación. Ahora, con velas en mis manos, me armé de adrenalina y un estúpido valor que me ayudó a dar mis temblorosos pasos.

Después de algunos metros, llegué a una división de confusos pasillos. Tenía que escoger entre alguno de los tres, no sé por qué cogí el de la izquierda. Tras dar algunos quince o veinte pasos, la misma situación se me presentaba, sólo que cada vez intentaba por distintos caminos. Unos extraños sonidos me guiaron por algunos pasillos, eran como el crujir de huesos. Avancé siguiendo el crujir durante al menos veinte minutos llegando al fin, a un pasillo sin salida.

El único camino a seguir era una escalera vertical, helada y de barras oxidadas. Subí y me topé con una trampilla, misma que al momento de abrir detuvo el agobiante sonido, cosa que me tranquilizó por un momento. Por desgracia, también dejo entrar una corriente de aire que apagó por completo mis velas. Sólo pude acabar de subir para encontrarme en la sombra total. Saqué mi linterna, y al encenderla, iluminé a un ser antropomorfo de pútrido aspecto con pedazos de piel colgando de algunos huesos que se dejaban ver a través de la sucia y desgarrada ropa que el ser llevaba encima. Me miraba con rabia de una manera perturbadora, sus fríos e inmóviles ojos parecían atravesarme. Del impacto de ver semejante cosa caí por la trampilla, tomé mi linterna con todo y sus débiles destellos, y corrí despavorido por los confusos pasillos.

No logro encontrar la salida, las fuerzas me abandonan. ¿Fue la caída?, ¿qué fue lo que vi?, ¿por qué...? Todo se torna lento. Creo que me estoy desmayando y mientras mis fuerzas de debilitan, las imágenes que me guiaron a esto nublan mi mente.


Dedicado a la música de Pantera,
Dimebag Barrell
en especial, su guitarra.
Que en paz descanse.

Manuel Menéndez.
Isshat López Casab.
Mensaje: Manny, ¿en que año escribimos esto?

Las encuestas

Solo gracias a ustedes, los que leen este blog logramos una inimaginable votación de las encuestas realizadas. Me vi obligado a cerrar las encuestas antes de tiempo por la tremenda saturación. Los resultados son estos después de al menos 2 meses:

1.-Conquista espacial... fue o es:
0 votos 0% Un sueño
0 votos 0% Una desgracia
1 voto 33% Ni siquiera es
2 votos 66% Una verdad
(En realidad fue un sueño, pero yo digo que también es una verdad)


2.- "El inicio" habla sobre... (pueden seleccionar más de una y menos de seis)
2 votos 40% Sexo, alcohol, drogas y rock.
2 votos 40% Penitenciarías estatales, reformas, democracia y estado.
2 votos 40% Dios, religión, peregrinación y creación.
3 votos 60% Isshat: bipolaridad y demencia. “Malditas drogas... cómo le ayudarían”
4 votos 80% Big Bang, universo, galaxias, materia y existencia.
GRAN TOTAL 260%
NOTA: ¿Alguien me puede explicar el sistema que usa Google Blogger para contar los votos y exponerlos como porcentajes?

3.-¿Te agradó la última entrada?
1 voto 25% Sí
1 voto 25% No
2 voto 50% ¡Callen ese maldito tritono, ahí viene el demonio!
3 voto 75% Sin aderezo no como ensalada




PD: ¿Alguien notó lo mediocre de la décima palabra sin contar el título?