¿Recuerdan esa vez que aparecí por primera vez?
Estaba antes del inicio del tiempo como lo conocemos. Todo parecía ser una gran mancha de materia compacta en solo dos de las cuatro dimensiones abstractas. El pequeño hermano menor que no se dejaba ver, a mi lado solo emanaba radiación visible ahora para algunos, el creía que era imperceptible pero omitió esa cuarta dimensión que apenas comenzaba, olvidó que el tiempo comenzaría a visitar todo al mismo tiempo que se expandía en su "inmaculable concepción", claro, eso por que el no sabía qué sucedió antes y nadie se lo explicó, una vez lo intenté pero acabó regodeándose en su inmensidad, glorificándose como un ser omnisciente pero prepotente, emanando vida sin tomar en cuenta las consecuencias. ¿Cómo iba a tomar las consecuencias en cuenta si ni siquiera se percataba del tiempo transcurriendo? Creía que todo era gracias a él.
Después comenzó a purificar sus mentes en ámbitos subyacentes, no quería y no podía ver lo que había y habría más allá. Recuerdo mis últimas palabras antes de que decayera en una de sus sublimaciones monocirculares: {Tú, siempre creerás que algo puede ser visto, pero no recuerdes que tú no eres el visto. Las flamas de la ironía quemarán tus ambiciones, solo tú te encontrarás iluminado por tu fervor en un basto sacrificio inútil que conlleva a la destrucción mística... un camino inverosímil. ¡La Masificación Eterna! provocarás una utopía interna, será como un relato onírico del autor minimalista que reduce todo a una minúscula oblea intangible.} Pero ahora solo resuenan sus lamentos de creación. No puedo olvidar a mi hermano que en mis manos ya no está, él, que siempre me redujo a la nada pero que me lo dio todo para poder conquistar sus sueños, esos sueños que nunca perecerán por más polillas que giren en la bombilla, esas ambiciones alternas que aunadas a su fuerza solo provocan un intento de suspiro eterno pero, que siempre termina en la desgracia de la unificación mortal.
Hoy lo veo, ya no puede saber que le sucede, solo encuentra mis sabios consejos como una correa atada al lavabo, una gota escurriendo por las cadenas mientras el tiempo se deja llevar por su estúpida actitud de no mirar atrás.
Yo no dejaré que me suceda lo mismo, ahora algunos seres creen perfeccionar sus intenciones con solo frases ambiguas y malintencionadas palabras. {Ven} te dicen mientras en su espíritu resuena la flema de mi hermano menor que ahora lo es todo y nada a la vez. {Juntos lograremos llegar al Edén} creyendo las falsas promesas del aséptico pero vacío edén. Si supieran la verdad no desperdiciarían su petulante tiempo, ¡NO ES NADA...!
No desperdicies tu vida viviendo, no desperdicies tu muerte muriendo, no hagas de tu tiempo un momento, tu tiempo no es un recuerdo, tu tiempo no es tu fuerza. TU TIEMPO ES LA AGONÍA DE MI HERMANO MENOR, mi hermano menor que se recostó en las praderas esperando ver florecer la vida y sólo logró crear esta sucia composición espiritual.
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